Queremos hacer hincapié en la extraordinaria capacidad de observación, de intuición y de conocimiento de aquel pueblo, que sin aparatos, sin tecnología y con una insólita conciencia del tiempo, del espacio, de la transformación y ante todo, conciencia de la naturaleza, logró aprender a manejar el devenir del tiempo. Respetándolo y entendiendo sus ciclos. Así vemos cada elaboración, cada una depende del ánimo de sus tejedoras, del tiempo de cosecha, de las fiestas y del clima. Cada una tiene un valor conceptual que nos regresa un pequeño pedazo del conocimiento de aquel pueblo.